Al trabajar sobre el futuro de una sociedad, en este caso la uruguaya, se identifican tendencias y se reconoce que se está dando un proceso de cambios. Lo importante es que tales cambios se dan con relativa independencia de la economía y de la política.
La construcción de estas visiones prospectivas se apoya en Mori Futures, un programa que puede visualizarse como un ombú invertido. La parte de arriba refiere al futuro posible. y se va abriendo en cambios demográficos, sociales, culturales, etcétera, desdoblándose cada una de estas ramas en una serie de proposiciones sobre temas específicos.
Este es:
Esta metodología no pretende destacarse por su precisión sino por poder dar cuenta de una amplia variedad de temas.
La explosión de la información y de las comunicaciones es una característica fundamental del mundo moderno. Hoy hay conciencia de un cambio acelerado y de dificultades de manejo de la información. La información aumenta mucho más que la población, que su capacidad para usarla, que la educación, que el tiempo para utilizarla. Aquí se abre todo un conjunto de problemas relevantes. La explosión de las comunicaciones y de la información son extremadamente positivas desde el punto de vista del incremento a su acceso, a sus contenidos, a su variedad, pero son riesgosas pues, ante sus dificultades de manejo, se puede quedar progresivamente aislado.
Es importante reconocer el surgimiento de un nuevo quiebre, de una fragmentación social dada por la internacionalización cultural basada en la atención al mundo, en el uso de inglés y de la informática. Esta división cultural será muy relevante a futuro, especialmente si no se hace nada en torno a ella.
En especial, la ignorancia del entorno es fuente de errores o de pérdida de oportunidades. Cabe detenerse en el entorno y en sus cambios.
El entorno extraeconómico quiere decir muchas cosas:
Cabe ilustrar con algunos ejemplos cómo influye el entorno extraeconómico:
Si en el día de mañana la gente decide tener menos hijos, eso en el plazo de treinta años empieza a afectar a la sociedad, por ejemplo, a las personas que se van a jubilar en sesenta años, pues la economía va a ser menos próspera y los aportes al sistema jubilatorio serían menores. Cuando se hizo la pasada reforma de la seguridad social fue sobre la base de ciertos supuestos de actividad, migraciones, fecundidad y mortalidad, que han cambiado. Por tanto, todo ello cambia las predicciones que pueden hacerse en los sistemas de la seguridad social.
Los mercados inmobiliarios dependen directamente de la dinámica urbana. Recuérdese cuando hace unos años se discutía el crecimiento de la ciudad hacia el este y el surgimiento de un nuevo estilo de vida. Gracias a que la gente habló de estos temas y tomaba decisiones de localización, subieron los precios de los terrenos.
Los productos financieros dependen de los ciclos familiares. Por ejemplo, los planes de seguros, como los de retiro, son altamente dependientes de la esperanza de vida y de la composición de la familia, que es la que determina en última instancia la evolución de la población.
Los qsr, los servicios de comida rápidos, dependen de las culturas alimentarias inimaginables hace cincuenta años: hoy aceptamos comer en público utilizando las manos, prescindiendo de cubiertos. Eso era inimaginable años atrás.
El clima de inversión depende de los resultados electorales. Por ejemplo, en los países a los que llegan gobiernos de izquierda populistas, el tema de la inversión se complica pues en general los fondos internacionales de inversión disminuyen su presencia en ellos.
Los medios de comunicación dependen de la tecnología, como es claramente reconocible.
Claramente el tema de la energía es un elemento muy importante en la definición de un escenario futuro. La energía, como la forestación, depende de la percepción de su impacto en el medioambiente. Hoy, cuando se discute sobre la hidrovía Paraná-Paraguay —o sobre la instalación de las papeleras en el río Uruguay— emergen las cuestiones y los movimientos ambientalistas.
Nadie puede pensar seriamente que el Uruguay va a aumentar su población en forma significativa. En el 2010 o en el 2020, la población uruguaya será, más o menos, la misma que ahora. Puede discutirse si va a ser un poco mayor o menor. Las estadísticas oficiales dicen que va a ser algo mayor. Creo que la población del Uruguay será algo menor que la actual.
La fecundidad decreciente es una tendencia universal. Las mujeres tienen menos hijos y van a seguir teniendo menos hijos.
La mortalidad infantil también será decreciente. La actual mortalidad infantil es baja y puede suponerse que disminuirá a valores cercanos a algo menos de 8 por mil, si bien será un valor difícil de alcanzar. Esta baja se explica por tener menos hijos, por tener más servicios, por vivir en las ciudades, por tener más educación y por la aparición de diferentes terapias específicas.
Esta va a seguir aumentando. Cuando la esperanza de vida llegue a 100 años, va a haber 2,5 personas no activas por cada persona que trabaje. Eso supone que cada persona activa va a tener que mantener a sus hijos y a sus padres. Ello va a llevar en treinta años a varios problemas en los sistemas de seguridad social.
El Uruguay es un país de emigración. Siempre lo fue. Desde 1880 Uruguay atrajo migrantes pero no los retuvo. La contribución del crecimiento emigratorio al crecimiento demográfico es un cuarto que el de Argentina. Desde principios del siglo xx Uruguay siempre expulsó población, en promedio cuatro mil personas por año, salvo los años pico como algunos de la década del setenta y algún año de la década del ochenta. ¿Por qué se emigra? Hay toda una teoría de la emigración que dice que esta se produce porque hay factores expulsores, porque hay falta de oportunidades. Pero también hay factores de atracción. Los migrantes exitosos atraen más migrantes, pues los nuevos lo hacen a menor costo y a menor riesgo. Las colonias migrantes uruguayas son exitosas en todos los lugares. ¿Por qué? Porque son pocos, racialmente homogéneas con los polos de destino, con una formación básica polivalente que les sirve para hacer muchas cosas diferentes y tienen vínculos que les permiten integrarse rápidamente. Hay otro factor relativo que es la pérdida del estatus relativo de Montevideo en el conjunto de la cuenca del Plata. En 1950 era la segunda ciudad; hoy es la quinta o la sexta; más chica que el Gran Córdoba, que el Gran Rosario o que el Gran Porto Alegre. Obviamente las ciudades más grandes y más dinámicas tienden a generar atracción. También, si se comparan las ciudades fronterizas como Salto con Concordia, como Rivera con Santa Ana do Livramento, se ve que las ciudades uruguayas en general crecen menos que las argentinas o brasileñas. Por todo ello, el Uruguay tendrá emigración con saldo negativo.
Varios millones de personas emigran por año en el mundo. Si se imaginase que Uruguay captase el 1 por mil de ese flujo, los impactos serían extraordinarios. Un porcentaje de esta población mundial corresponde a las antiguas colonias inglesas y francesas que emigran a sus países colonizadores. También emigran importantes contingentes asiáticos. Otros contingentes son los de los ex países socialistas hacia Europa. Hoy en el Uruguay, la admisión de población extrarregional no está en la actual meta de valores de la sociedad, ni tampoco puede resultar muy atractivo para los anteriores contingentes migratorios. Por tanto es difícil captar contingentes significativos de estos millones de migrantes anuales. Sin embargo, hay indicios de una tendencia inmigratoria argentina reciente. Esta es de gran potencial, siendo importante en volumen y atractiva en perfil. Su destino prioritario es el litoral este del país. Para el Uruguay sería de significación una mayor captación de una pequeña parte de este potencial volumen inmigratorio.
Como consecuencia de todo esto la población envejece. Es un desafío en todos los niveles para mantener a este creciente segmento de población. Tal vez no sea tan dramático. En efecto, en Uruguay, a pesar de su crecimiento demográfico tan bajo, y en un mundo tan turbulento, seguirá creciendo moderadamente su economía.
Ello quiere decir que cada activo tendrá que ser responsable de una cantidad de pasivos cada vez mayor. Ello se asocia al aumento de la esperanza de vida y al creciente retiro más temprano del mundo del trabajo.
La sociedad rural se acaba. Probablemente ya se acabó. Se está hablando de 5 % de la población. No hay razones plausibles para pensar que la población va a vivir en el medio rural, si bien va a quedar alguna pero con un estilo de vida absolutamente urbano: Internet, 4 x 4, los hijos estudiando en Montevideo o en Paysandú, etcétera.
Una consecuencia de ello es el vaciamiento del centro del país, lo cual no es necesariamente negativo. Cuando en las encuestas de opinión pública se trata de ver la gente más feliz en Uruguay, resulta que a quienes se les pregunta «¿a usted cómo le va?», responden «muy bien». Entre ellos están los que se ubican en Trinidad, Durazno y Florida. ¿Cómo puede ser? Los que no lo estaban conformes, emigraron… No hay soluciones para rehabilitar al Interior en su conjunto.
Es muy discutible la definición de qué es una ciudad. Más allá de la discusión de lo que es una ciudad desde el punto de vista teórico, con certeza se ve en las imágenes satelitales. Cuando se dice que Montevideo no crece es falso. Lo que no crece es el departamento de Montevideo. Montevideo crece en forma radial, y lo va a seguir haciendo. Se tiende a tener una metrópoli, aunque no sea una gran metrópoli.
Va a crecer la conurbación Montevideo-Piriápolis.
Va a aparecer una conurbación con diferente calidad de vida: Colón-Juanicó.
Colonia y Salto van a ser las dos ciudades más dinámicas del Interior. Salto, sin duda, ya es la segunda ciudad del Uruguay. Seguramente la sociedad uruguaya va a desarrollar en nuevos términos sus áreas de frontera.
La sociedad uruguaya se va a ir desvinculando progresivamente de las colonias de los uruguayos migrantes. Ello ocurrirá en la medida que se vayan casando con gente local, teniendo hijos locales y en dos generaciones les va a pasar lo que les pasó a los abuelos españoles e italianos respecto a nosotros.
Se han visto tendencias demográficas de largo aliento. Siempre pueden haber cambios demográficos más extremos, como guerras u otros factores, pero su probabilidad es baja.
Esto ocurre en el mundo entero. Es uno de los cambios más importantes en las sociedades modernas. La tasa de actividad femenina mide la proporción de mujeres que trabajan o quieren trabajar sobre el total de mujeres en edad de trabajar. Tiende a crecer por un cambio de valores en la realización de la mujer. Tiende a crecer porque los ingresos en la familia no alcanzan. Tiende a crecer porque las mujeres quieren administrar fondos propios. La tasa de actividad femenina es muy alta a los 20 años —parecida a la de los hombres— y es muy baja a los 65 años. Pero en la medida que las mujeres se jubilan, estas mantienen su tasa de actividad de los 20 años. Esto tiene muchos aspectos asociados. Por ejemplo, como hay más mujeres que quieren trabajar, se incrementa la oferta de trabajo global. O, cada vez que se retira un conjunto de mujeres que se jubilan, entra otro conjunto de mujeres que quieren trabajar.
Como consecuencia de lo anterior, la oferta de trabajo crecerá de manera regular.
Si crece la oferta de la fuerza de trabajo y no crece la demanda, el desempleo aumenta en forma regular. En la década del sesenta se decía que la tasa media de desempleo era del 6 %. Después de la dictadura, la tasa media era del 9 %. A principios de los noventa la tasa media era del orden del 11 %. Hoy la tasa media de desocupación debe andar en el 12,5 %. Aunque la economía crezca, dado el incremento de la fuerza de trabajo, crecerá la tasa de desempleo.
Para adquirir la misma posición en el mercado de empleo, la gente va a requerir cada vez más educación. Se habla de devaluación de la educación. Cada vez va a haber mayores servicios e inversiones educativas pero en términos de empleo los resultados van a ser cada vez peores.
El trabajo manual como condición no libre, no artesanal, tiende a desaparecer en todo el mundo. Para Marx sería inimaginable pensar que la condición obrera ya no es de por vida.
El pasaje creciente del sector primario al secundario y al terciario ha sido planteado hace ya muchos años, cambiando la productividad y la población afectada. Quizás lo más inimaginable hace varias décadas fue el alto grado del desarrollo del sector servicios. Los servicios crecen y crecen. y las sociedades valoran más las actividades de servicios que las productivas.
Va a haber cada vez más empresas porque los procesos de flexibilización de los mercados de empleo llevan a que tendencialmente a largo plazo todo el mundo sea una empresa, sin contratos largos y rígidos. Las empresas ya no ofrecen un trabajo regular, estable, de ocho horas, todo el resto de la vida activa de cada persona.
Se acaba de publicar el último censo de Estados Unidos. Por primera vez en la historia de la humanidad las familias monoparentales son más que las familias biparentales. Las familias monoparentales son las de padres divorciados, familias de madres que deciden tener sus hijos de manera independiente y de algún padre viudo. Este cambio es brutal. Para un hijo cualquiera es tan probable que viva con un solo padre como con los dos.
Los hogares unipersonales tienden a crecer en todo el mundo. Son jóvenes que se independizan o son personas de edad que viven solas. Hay zonas de Manhattan donde prevalecen los hogares unipersonales. En Uruguay el 16 % de los hogares —al tocar timbre— responden a hogares unipersonales.
Las ciudades son cada vez más complejas. El tránsito, los requerimientos de la educación, el aumento del esparcimiento, hace que la gente esté cada vez menos en la casa.
A mayor educación, a mayor información y aumento de las comunicaciones, la variación del ciclo laboral a lo largo de la vida va a llevar a contratos aún menos rígidos que los actuales. Mayoritariamente, se tendrán muchos trabajos a lo largo de la vida, no uno o dos, sino ocho o diez, intercalados eventualmente con períodos de desempleo. Esto ocurrirá incluso con las profesiones. y cambiará el formato del contrato laboral. Ello va a generar una sociedad más compleja y más variada y probablemente con un mejor uso de sus recursos humanos.
Se incrementarán los procesos de desintegración urbanos. El Uruguay tendrá niveles de marginalidad estructuralmente estables en torno al 15 o 20 % en los próximos veinte años. Todos los gobiernos dicen que van a erradicar la marginalidad pero ninguno logró hacerlo, ni en los países desarrollados, donde empezó a crecer asociada a los nuevos fenómenos migratorios. La marginalidad podrá arreglarse por parches. El problema persistirá por comportamientos globales de la sociedad.
Es un tema del que existe bastante información, lo cual permite ser pesimista al respecto. En ciudades como San Pablo crece la población marginal por efecto del crecimiento de los contingentes de población rural. Brasil, en 25 años, llevó 100 millones de personas del campo a la ciudad. En Paraguay, que aún tiene 45 % de la población rural, se puede estimar que un 20 % de la población rural irá a las ciudades en los próximos veinte años. Ello se explica porque probablemente las condiciones de vida rurales son peores que las condiciones en los barrios marginales de las ciudades, con relación a las oportunidades de trabajo y de acceso a la educación, a la salud, a la vivienda y al agua corriente.
Felizmente, la sociedad uruguaya tiene un bajo umbral de tolerancia de esta cuestión. Cada sociedad tiene diversos umbrales de tolerancia en la percepción de los problemas agresivos. Estos umbrales varían con las propias sociedades, con las culturas y con las edades. La sociedad uruguaya es claramente sociocéntrica. Otras sociedades, como la australiana, son egocéntricas, pues evalúan el desempeño social en función de cómo le va a cada persona y al grupo social de referencia.
Una sociedad más compleja, con muchas de las características anteriores, será una sociedad crecientemente más desintegrada. Se tiende a avanzar hacia sociedades más democráticas pero menos integradas. Esta fragmentación y desintegración cultural ocurre hasta en las sociedades más desarrolladas, como muestran los conflictos recientes en las periferias de las ciudades francesas. Se tiende a sociedades con alto grado de anomia social, de crisis de sus sistemas normativos.
La discusión teórica de lo que es la modernización o de lo que es un país moderno puede ser muy extensa. En contraste, al preguntarle a la mayoría de los uruguayos, coinciden, más allá de sus ideologías, en reconocer a los países modernos como aquellos con más desarrollo. Cuando se habla de modernización, la sociedad uruguaya acepta este modelo cultural. No se trata de migrar sino de que a la sociedad le gustaría estar más cerca de las sociedades más modernas, más cerca de la sociedad europea o norteamericana que de la de de Siria o Uganda. Hoy ello es claro, si bien no lo era tanto hace tres décadas. La sociedad uruguaya acepta este modelo cultural modernizador y a ello se orienta, guste o no.
Es indiscutible el cambio del rol del padre en las sociedades modernas. Probablemente el cambio del rol del padre también se asocia al cambio del rol de la madre. Se pasó de un estilo de padres autoritarios a otro más fraternal y tolerante.
El cambio del rol del hombre y de la mujer es un fenómeno central de la sociedad uruguaya que en este sentido es bastante moderna. Ya no existe la autoridad firme del padre pero esencialmente cambió el rol de la mujer. ¿Por qué cambió este rol? Porque ahora la mujer no está en casa, puede tener más educación, puede ganar más que el hombre, puede irse del hogar y tiene derecho a hacerlo. Esto va a seguir así. No hay vuelta atrás. Es imposible pensar que en algún momento se pueda volver al patrón de familia del pasado. Entonces los hijos van a ser educados progresivamente en sociedades familiares más abiertas, más tolerantes, menos autoritarias, con más cantidad de opciones posibles. ¿Hasta qué grado tendrán opciones? Hasta los límites en ciertas cosas que ponen todas las sociedades. Pero se está en una sociedad diferente a la del pasado.
Allá por los años ochenta los jóvenes se iban de su casa a los 17 o 18 años, ahora se quedan hasta bastante más edad. La juventud se prolonga autónomamente probablemente porque la familia ya no es tan autoritaria. Es una situación económica y psicológicamente confortable. Esto también ocurre en el mundo entero.
El mundo aumenta su diversidad cultural. Los estudios sobre la sociedad uruguaya muestran que está crecientemente más dispuesta a aceptar y valorar la diversidad cultural, la variedad cultural.
Las sociedades modernas, a diferencia de las tradicionales, valoran en mayor medida el éxito personal que el colectivo. Esto no significa una valoración del individualismo sino de la apreciación del éxito personal como un componente básico y positivo del desarrollo social.
La gente valora en mayor medida la libertad de opciones. Seguramente esto es consecuencia de los factores ya mencionados: más educación, más flexibilidad en el trabajo, más autonomía, mayor valoración del éxito personal.
Hay estudios que muestran las siguientes tendencias culturales. Quizás puedan parecer más arbitrarias que las anteriores, con las que pueden coexistir, si bien algunas de ellas pueden ser contradictorias. Son el efecto de una mayor diversidad, de una mayor pluralidad, de una mayor segmentación. La sociedad moderna es una sociedad creciente y altamente segmentada, no solo en términos de clase o de estratos sociales, sino de opiniones, de preferencias y de estilos de vida.
Hay muchos trabajos sobre el aumento de la búsqueda de significado en las sociedades modernas. Hay que buscar algún sentido por el cual vivir. Esto crece en todo el mundo. Claramente los sentidos que algunos encuentran son diferentes a los que otros considerarían valiosos.
Hay muchos estudios que muestran un aumento del hedonismo en algunos sectores, del cuidado por sí mismo. Tiene que ver con la prevención, con las pautas de alimentación, con la vestimenta, con los ejercicios físicos, etcétera.
Cocooning refiere a la tendencia de la gente a permanecer en su capullo, a no moverse, a trabajar por Internet. Al mismo tiempo hay una tendencia al outdoor, a conocer más, a salir más lejos. Como efecto del outdoor, en un país tan quieto como el Uruguay, las salidas de los uruguayos al exterior en veinte años crecieron un 14 % anual, lo cual es un crecimiento muy significativo.
La preocupación por el medioambiente ha sido creciente en las últimas décadas, común a todas las sociedades modernas.
Más allá de los procesos de conflictos y guerras que permanentemente muestran los medios, las sociedades modernas son pacifistas. Aunque la gente no lo perciba así, el desarrollo de la guerra moderna está pautada por el control de la pérdida de vidas humanas. Las sociedades modernas valoran la vuelta de los conflictos a sus cauces. Estas sociedades valoran cada vez más la paz, más allá de las complejidades para su logro.
Antiautoritarismo refiere a que la gente tiende a valorar cada vez más formar sus opiniones por sí mismas, sin aceptar las normas por el mero hecho de existir. Seguramente en ello inciden factores ya señalados como el cambio de la estructura familiar y el aumento de la educación.
Alude a la creciente preocupación por los consumidores.
La democracia parece consolidarse en el mundo. Pero parecen cambiar algunas reglas. Antes la gente decía que quería tener una sociedad democrática porque quería participar. Ahora se plantea querer pertenecer a una sociedad democrática en la que se pueda participar si las cosas se complican, no participando permanentemente. Por eso en el mundo tiende a decrecer la participación política. La gente no toleraría que la democracia fuera severamente violada, pero no está dispuesta a hacer mucho en el tiempo intermedio dedicado a su vida privada.
Los partidos políticos pierden contenidos ideológicos en todo el mundo. Estos son liderados por dos o tres personas a las cuales se les tiene o no confianza, porque en definitiva se las ve permanentemente en la televisión. y la gente conoce poco su programa de gobierno. Aquí es importante destacar el rol de la imagen. Al respecto, los uruguayos imaginan a José Batlle y Ordóñez con un sobretodo. Esa es una imagen moderna. ¡Pero los batllistas generalmente no usaban sobretodo! También Aparicio Saravia, con el poncho blanco, es una imagen moderna. Esta identificación actual de la imagen con el liderazgo personal tiene que ver con la exposición y con el crecimiento de la televisión.
El cierre del sistema político quiere decir que en un sistema institucionalizado es muy difícil crear un partido o un líder de cero. Puede haber pasado en Perú con Fujimori porque no había partidos. Pero cuando el sistema de partidos se institucionaliza, los candidatos son, casi con absoluta certeza, parte de los que ya estaban en las elecciones anteriores.
En el mundo entero se valora de la democracia no la participación sino la posibilidad de hacerlo, de tener derecho a hacerlo. Las sociedades modernas más democráticas son más abiertas porque ofrecen mayores canales de participación que podrán ser utilizados libremente.
Las sociedades en conflicto tienden a perder en la mayoría de los casos y de manera inevitable. Las sociedades modernas no valoran el conflicto sino la negociación, la competencia y la cooperación.
Las sociedades modernas tienden a ser sociedades de centro, en las que la izquierda y la derecha extremas siempre existen pero son pequeñas en relación con el resto de la sociedad.
En el agro se ha procesado un cambio generacional. Pasa algo análogo a lo señalado con referencia al aumento de la actividad femenina en el trabajo.
Los productores rurales tienen cada vez más educación. Hoy por hoy proporciones superiores al 40 % tienen educación universitaria. Ello se asocia al cambio generacional.
Hoy por hoy ya no existen lugares aislados. Todos los lugares del Uruguay tienen acceso a una ciudad en menos de dos o tres horas. Hay caminos, teléfonos, televisión, energía eléctrica. El estilo de vida es urbano.
Hace tres décadas se visualizaba el estancamiento productivo de todo el agro uruguayo. Los años transcurridos muestran lo contrario, que se desarrollaron una inmensa cantidad de sectores que antes no existían. Hoy el agro tiene siete a ocho sectores muy dinámicos y que tienden a crecer; dentro de diez años probablemente habrá 10 a 15 sectores. Se va a exportar más, va a haber más actividad.
La diversificación productiva está asociada al desarrollo tecnológico y al cambio social que implica el aumento de la educación.
En el futuro probablemente no se podrá hablar del agro porque cada uno de los sectores serán diferentes y se desarrollarán de distinta manera.
A continuación cabe detenerse en varias tendencias que sintetizan cambios de distinta naturaleza.
El fin de la mesa refiere a la imagen de la mesa familiar con el padre en la cabecera. Esta imagen sintetiza la destrucción —en el buen sentido de la palabra— de los rituales autoritarios de la familia tradicional. Hoy las familias comen al llegar cada integrante a la casa. O cada uno se levanta de la mesa para realizar otras actividades. Ya no existe el ritual. Ahora cada uno en la familia es más un individuo que tiene sus reglas y sus necesidades.
Las denominadas grandes superficies, como los supermercados y los shoppings centers, crecen en todo el mundo, no solo en el Uruguay. ¿Por qué crecen? Por las lógicas del capital financiero y por otros factores económicos. Pero además crecen porque se están convirtiendo en una cosa distinta, en un medio de comunicación. Un medio de comunicación es esencialmente un medio que informa y que entretiene. La gente prefiere ir al supermercado que al almacén porque el supermercado es un texto sobre la vida moderna. Los productos se están transformando, lo cual es significativo en los alimentos congelados, naturales, fragmentados, etcétera. Por todo ello, las grandes superficies seguirán creciendo porque cumplen esta función comunicativa tan importante en la vida moderna. Ello es sin perjuicio de que podrán ponerse límites razonables a las grandes superficies por sus efectos negativos en el empleo en el corto plazo. Quienes puedan tener una ideología anticentros comerciales y se quedan siempre afuera, se perderán de ver y entender una cantidad de cambios de la vida cotidiana.
Se va hacia una sociedad en conexión directa y permanente con el mundo. La tecnología lo permite. El costo relativo de las comunicaciones tiende a bajar. Conectarse y tener acceso a la telefonía celular y a las comunicaciones por Internet parecen constituirse en un derecho humano básico. Ello cruza los estratos sociales. Es un cambio brutal en la vida cotidiana.
Las marcan juegan un rol básico en las sociedades contemporáneas. Permiten moverse, juegan como referencias simbólicas. Son como las señales en la ciudad. Si un día se suspendiesen las marcas, se estaría paralizado. En un mundo tan complejo, con grandes superficies, con grandes compañías ofreciendo productos y servicios, las marcas juegan como guías para poder ubicarse.
Las sociedades modernas tienen muchos recursos asignados a la prevención. Cada vez más las sociedades gastan más en prevenir la salud, el riesgo y el retiro. Los mayores inversores del mundo son las sociedades que manejan seguros y fondos previsionales.
Probablemente cada vez más las personas van a pertenecer a más redes virtuales que tienen como referencia al mundo global.
La explosión de la tecnología de la información y las comunicaciones está asociada a varios cambios significativos:
Hoy el aquí y el ahora cubre todo el mundo. No es sólo estar conectado con el presente. Hoy se puede acceder rápidamente a la historia entera, a la literatura, al cine, a la cultura toda. La tecnología y la informática permiten acceder a estos mundos virtuales. Por ello se habla de la hiperrealidad del mundo actual, un mundo construido por los medios.
La sociedad está sufriendo cambios acelerados en cantidad de dimensiones, entre ellas las que hacen a la vida cotidiana, con factores y referencias al mundo global. Por todo lo visto es claro que está emergiendo una sociedad verdaderamente global.
Este fenómeno es muy obvio en las diversas actividades. Hoy es indiscutible la necesaria actualización de las profesiones. Se ha pasado de las calificaciones a las competencias. El desafío es hacer cosas y actuar eficazmente en los nuevos entornos cambiantes.
Cuando se le pregunta a los uruguayos en las encuestas: «¿usted cree que la sociedad uruguaya está cambiando o está estancada?», la mayoría de la gente dice que no. Pero el Uruguay está cambiando. Que pueda o no gustar el cambio es un legítimo problema aparte. Se puede aspirar a tener un mundo ordenado pero se ha perdido el control del cambio. Permanentemente ocurren situaciones no controladas. Puede pasar que uno se levante mañana y que se estén destruyendo las Torres Gemelas —como ocurrió—; o que emerja una crisis institucional. Son colapsos no controlables.
El mundo de la informática ha posibilitado un fenómeno paralelo de explosión e implosión de las organizaciones, de las empresas, que pueden operar a distancia, sin grandes locales, con impactos formidables.
El análisis prospectivo realizado comprendió una amplia variedad de temas. Son como arquitecturas del futuro. Es imaginable el futuro bastante parecido a lo visto.
En síntesis, cabe destacar:
Tradicionalmente, el entorno fue percibido como estático en el corto y mediano plazo. No hace mucho —no más de veinte años— las sociedades empezaron a pensar que lo normal era el cambio, si bien todavía hay grandes partes de la sociedad que creen que es posible permanecer o volver atrás. Pero ello no es posible. Todo se está moviendo y cambiando, pero lo hace en ciertos términos, con ciertas direcciones, con ciertas tendencias.
Tales cambios afectan al Uruguay, con mayor o menor intensidad, con mayor o menor velocidad, con mayor o menor extensión en el sentido de la población que cubre. Algunos de estos cambios o tendencias inevitablemente seguirán, salvo alguna catástrofe. El entorno extraeconómico es muy importante. Los cambios demográficos y sociales son fortísimos. Los tecnológicos son cambios también muy fuertes. En contraste, los cambios culturales son más débiles. Los cambios políticos parecen estar bastante consolidados.
La sociedad uruguaya está cambiando y estos cambios son relativamente independientes a corto plazo de la gestión política y social.
Los cambios entran por la ventana por la sencilla razón de que el mundo cambia. No son el resultado de algo que se pueda planear. El desafío es operar a partir del cambio, asumiendo la pérdida de su propio control. Está lleno de ejemplos con relación a las tecnologías, a las empresas, a las dinámicas sociales y urbanas. Quizás es posible poner un poco de orden cuando todo tiende a un desorden muy grande. Pero ordenar planificadamente el desarrollo de una ciudad es un equívoco. No es posible. No controlamos la dinámica del cambio.
La información sobre el entorno es la única herramienta disponible para controlar amenazas y aprovechar oportunidades. La atención al entorno no es para controlar el cambio sino para mejorar las posiciones de los sujetos, para actuar algo más racionalmente en función de sus objetivos, intereses y valores.
1.
Texto compilado a partir de las presentaciones magistrales realizadas en el Taller Sprechmann en los años 2001 y 2004, revisadas por su autor.